.
.
.
Si tan solo imaginaras
en que playa
me he enamorado de vos.
Si tan solo imaginaras
que dichos tan míos
te arrancan una sonrisa
o si tan solo imaginaras,
hasta donde caeremos
en este abismo de lo imposible.
Te darías cuenta que,
tengo un sueño para vos,
simple y melodioso.
Tan solo nos queda cruzar
esta soledad que nos encierra
para hacer de este amor,
un mundo nuevo y propio.
Juan
Gracias Elena
He abierto los ojos al día hace algunas horas, aunque la luz no encuentre los rincones de mi habitación en esta mañana. Un nuevo día comienza, donde una suave brisa y su voz haciendose eco, buscan incansablemente nombres propios en cada esquina y solo recibe, los vulgares y fáciles adjetivos.
Camino lentamente y observo que se están yendo los colores de los árboles, aunque ellos insistan en conservarlos, pero poco a poco, el otoño con su sólida lentitud, no les ofrece el perdón, haciendo respetar el calendario en forma rigurosa.
Hoy extraño mis cigarrillos, viejos amigos, hace años que no los veo, pero sé que debo olvidarlos, pero cuando no existe la desidia, seguramente no habrá olvido, porque nada importa, aún cuando se busca un poco de ternura en la ciudad, mientras te devoran sin compasión. Todo tiene color a inconsistencia, todos distraídos y ensimismados, en vaya uno a saber que negocio desquiciado.
El amor cada vez tiene más morosos, y estos caminan por las calles seguramente sin saberlo. El amor, doloroso placer para las contestarías del silencio, aunque saben que nunca es tarde,para darse cuenta que no existe la posesión en él, ni con él.
Me siento en una plaza, recibo la primera acaricia del día y me la entrega sol. Pienso que sociedad hemos creado, te dá, también te quita, parte y reparte, roba y derrocha, se enamora y tiene sexo con la belleza y la pobreza a la vez, mientras te regala pinceles y colores pastel, para que dibujes ilusiones y esperanzas en las paredes de tu habitación y así construyas tu sueños, que quizás nunca sean más que eso. Sociedad que nunca se juega por nada ni por nadie, permitiendo las más crueles injusticias, pero ese naipe es nuestro, y lo jugamos como mejor nos parezca, siempre nos ha correspondido, pero ella sigue abrazada al egoísmo.
Pasa alguien a mi lado susurrando una canción, le digo algo, me mira y me sonríe, vuelvo a confesar..."la sonrisa de una mujer es lo mejor que he visto y leído como homenaje a la alegría", seguramente eso nos pueda apartar de tanto y de tan poco, también el abrazo sentido de una madre, la alegría del encuentro de los amantes, el te quiero, sin posesión, pero si como elección, tomar un vino con amigos en la noche y a luz de las estrellas, mientras las palomas insistan en compartir la mesa, haciendo gala que su proceder es común en este mundo, y tantas otras historias cotidianas bellas, que merecen ciertamente la alegría en cada amanecer.
Ver en cada cosa, la vida, nuestra vida y también la ajena, disfrutar de una tormenta, el mar, de una luna inmensa y más femenina que nunca, abrir la mano a quién lo necesite, para reírse a carcajadas de lo vulnerable que es la injusticia social y sus predicadores, dar el merecido respeto a una prostituta y hacer saber al monje que hay un Dios que lo mira de reojo, empiezo a sonreír, apuro mi paso y un nuevo rayo de sol pega en mi cara, la pienso...sonrío más y más, creo que me estoy enamorando, es así el milagro del amor, después de todo ya no veo tan jodido y difícil este mundo que nos toca compartir.
Porque de eso también se trata la vida de creer en los milagros, y porque no, también en soñar con levantarle la falda a la mujer que se ama.