Dejar y abandonar todo por vos
nunca fue un problema.
Es un problema que te abandone a vos,
tan solo por un fantasma.
Eso siempre sucede y cada vez mas,
cuando soñás que vuelve
la mujer que ya no ha de volver.
Juan
Entre sueños y noches lluviosas,
suelo pensar en una mujer soñada,
que bese como si el mar se desbordarse
sembrando en mi piel una sonrisa
con paciencia y dedicación,
con el orgullo de una rosa,
y la tibieza de un beso.
Entre sueños, suelo pensar
que vuelo sin tiempo y sin espacio
en un húmedo vuelo que nos lleva
serenamente, inventando lunas y futuro.
Esa es la mujer,
con sus inconstancias y delirios
y un desafío puesto en sus ojos,
mientras transforma su tacto en seda.
Una mujer que sea agua salvaje,
silencio y suspiros musicales.
La sueño y no la encuentro,
pero la espero, y seguramente,
la reconoceré por la armonía
de su respiración entrecortada.
La sueño, callo y la espero,
quizás me alcance la vida.
Juan
nunca fue un problema.
Es un problema que te abandone a vos,
tan solo por un fantasma.
Eso siempre sucede y cada vez mas,
cuando soñás que vuelve
la mujer que ya no ha de volver.
Juan

Entre sueños y noches lluviosas,
suelo pensar en una mujer soñada,
que bese como si el mar se desbordarse
sembrando en mi piel una sonrisa
con paciencia y dedicación,
con el orgullo de una rosa,
y la tibieza de un beso.
Entre sueños, suelo pensar
que vuelo sin tiempo y sin espacio
en un húmedo vuelo que nos lleva
serenamente, inventando lunas y futuro.
Esa es la mujer,
con sus inconstancias y delirios
y un desafío puesto en sus ojos,
mientras transforma su tacto en seda.
Una mujer que sea agua salvaje,
silencio y suspiros musicales.
La sueño y no la encuentro,
pero la espero, y seguramente,
la reconoceré por la armonía
de su respiración entrecortada.
La sueño, callo y la espero,
quizás me alcance la vida.
Juan